El movimiento de traslación de la Tierra provoca que a lo largo del año existan cuatro estaciones: la primavera, el verano, el otoño y el invierno.
Como la Tierra no está del todo vertical, cuando el polo norte está inclinado hacia el Sol la mitad superior de ella (llamada hemisferio norte) está en verano. En esa misma época, como el polo sur está más alejado del Sol, en el hemisferio sur es invierno. Las estaciones en ambos hemisferios transcurren justamente opuestas.
En el hemisferio norte comienza el verano hacia el 21 de junio. A esa fecha, que tiene el día más largo y la noche más corta del año, se le llama solsticio de verano. Los rayos del Sol inciden casi verticales, por lo que hace mucho calor. En el hemisferio sur comienza el invierno.
Hacia el 23 de septiembre se produce el paso al otoño en el hemisferio norte. A esa fecha, en la que el día y la noche duran igual, se le llama equinoccio de otoño. Durante el otoño, los rayos van llegando cada día más inclinados y los días se van acortando, por lo que se va pasando del calor al frío. En el hemisferio sur comienza la primavera.
En el hemisferio norte, comienza el invierno hacia el 21 de diciembre. A esa fecha, que tiene la noche más larga y el día más corto del año, se le llama solsticio de invierno. Durante esta estación, los rayos llegan muy inclinados, por lo que hace frío. En el hemisferio sur comienza el verano.
En hemisferio norte, se pasa a la primavera hacia el 21 de marzo. A esa fecha, en la que de nuevo el día y la noche duran lo mismo, se le llama equinoccio de primavera. Durante esta estación, los rayos del Sol van llegando más verticales y los días se van alargando, por lo que se va pasando del frío al calor. En el hemisferio sur comienza el otoño.